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La implementación de un Sistema de Gestión de Calidad constituye una fuente de mejora continua  que lleva a las organizaciones a aumentar  la productividad a través de la mejora y control de procesos. Pero para que esto se cumpla, la decisión de implementación del sistema debe obedecer a una estrategia empresarial, donde el nivel directivo comprenda que el motor que lo impulsa es el Talento Humano, el cual debe ser partícipe del proceso desde el momento mismo de que se inicia.

El Sistema de Gestión de Calidad implementado debe ser parte fundamental de la cultura de la empresa, lo cual significa que el talento humano  no solamente lo acepta si no más importante aún, desarrolla sus actividades de acuerdo a las directrices del mismo con gran naturalidad y convicción, pues solamente así se obtendrán plenamente y a costos razonables  los resultados esperados por la empresa en cuanto a calidad y productividad. Lograr lo anterior es la parte que requiere más creatividad y dedicación por parte de la empresa, debe ser una tarea conjunta de la gerencia, el proceso de calidad y el de talento humano, pues implica generar un cambio en la forma de pensar y de hacer las cosas por parte de los empleados, lo cual nunca es fácil, ya que por naturaleza los seres humanos somos renuentes al cambio.

Teniendo en cuenta lo anterior, la implementación de Sistemas de Gestión de Calidad es un proceso que en lo que toca al talento humano debe desarrollar estrategias que incluyan desde la incorporación de personal a la empresa con las aptitudes y actitudes requeridas cuando sea necesario, hasta la verificación de resultados obtenidos en el proceso, pasando por la capacitación y motivación del personal existente, solamente así se tendrá éxito en el proceso y se podrán alcanzar los niveles de calidad y productividad que le permitan a la empresa ser un actor importante dentro de su entorno económico en el mundo actual.